La inestabilidad crónica de tobillo es una dificultad que se presenta en deportistas de élite y también en los amateurs. La mayoría de los casos se deben a esguinces mal curados.

Si alguna vez tuviste la sensación “que el tobillo se te va” cuando realizas alguna actividad  es conveniente que tengas en cuenta algunas de estas recomendaciones:

  • El diagnóstico prematuro y el tratamiento adecuado son fundamentales para prevenir o enlentecer la progresión de una artropatía degenerativa de la articulación del tobillo (artrosis) y con ello la limitación de actividades.
  • La exploración por parte del profesional va a centrarse en determinar si la inestabilidad está dada por factores mecánicos o funcionales-residuales luego del primer episodio.

Factores mecánicos : movilidad del tobillo más allá del rango fisiológico, que puede darse por laxitud ligamentaria patológica, ruptura ligamentaria, cambios degenerativos (generalmente tratamiento quirúrgico).

Factores funcionales-residuales: laxitud ligamentaria fisiológica, disminución de ROM (rango de movimiento articular), edema recurrente, dolor durante la actividad, alteración de la propiocepción, déficit de fuerza, alteración del control postural.

Una vez determinado el origen de la inestabilidad mediante pruebas diagnósticas y de imagen como Rx o Resonancia Magnética (estas son importantes para excluir otras posibles causas de dolor o inestabilidad como por ejemplo: fracturas, pinzamiento, lesiones osteocondrales o lesión del tendón peroneo) se enfoca en el tratamiento.

Rehabiltación: va estar en darle al paciente ejercicios que busquen la concientización de la posición articular tanto estática como dinámica y así lograr la estabilización inconsciente y automática.

Ejercicios adecuados: se comienza con estáticos para luego progresar a dinámicos, se va disminuyendo la base de sustentación avanzando de bipedestación hasta trabajar de manera monopodal (un pie) y luego continuar de superficie estable a inestable (colchoneta, planos inclinados, mini trampolín, medio balón).

Un punto fundamental a trabajar es la información propioceptiva aportada por tres sistemas: vestibular, somatosensorial y visual. Esta última se puede intervenir (ojos cerrados) y así bloquear una vía de acceso de información sensorial-propioceptiva y el trabajo se concentrará en las aferencias sensitivas del tobillo. Después, se irán sumando elementos de distracción ya que el tobillo es un eslabón dentro de una cadena por eso,  no se deben excluir ejercicios complementarios para músculos profundos, estabilizadores de rodilla, cadera y zona media.

Fuente:
Hertel J. Functional Anatomy, Pathomechanics, and Pathophysiology of Lateral Ankle Instability. Journal of Athletic Training. 2002